Mons. Arancedo: “La
Eucaristía no es el recuerdo de algo que fue”
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe.
Santa Fe (AICA) Sabado 25 Jul 2015 | 12:14 pm: El arzobispo de Santa Fe de la
Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, sostuvo que la Eucaristía es el mayor
signo del amor de Dios por los hombres y observó que expresa la voluntad de
Jesús de permanecer entre los hombres como alimento. El prelado subrayó que la
comunión “no es el recuerdo de algo que fue, sino la actualización sacramental
de su presencia”, que constituye el misterio de nuestra fe.
El
arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, sostuvo
que la Eucaristía es el mayor signo del amor de Dios por los hombres al
comentar el evangelio del domingo, en el que la liturgia invita a meditar el
pasaje de la multiplicación de los panes, que el prelado identificó como un
signo de la comunión eucarística.
Monseñor Arancedo propuso leer este hecho en el marco de la Alianza que Dios selló con el hombre por medio de su Hijo, Jesucristo.
“Todo lo que realiza y nos dice Jesucristo tiene por finalidad este encuentro de Dios con el hombre y la transmisión de su vida. En este marco de Alianza, la Eucaristía se nos presenta como el testamento mayor de su amor en el que expresa su voluntad de permanecer con nosotros como alimento”, explicó el arzobispo.
Monseñor Arancedo propuso leer este hecho en el marco de la Alianza que Dios selló con el hombre por medio de su Hijo, Jesucristo.
“Todo lo que realiza y nos dice Jesucristo tiene por finalidad este encuentro de Dios con el hombre y la transmisión de su vida. En este marco de Alianza, la Eucaristía se nos presenta como el testamento mayor de su amor en el que expresa su voluntad de permanecer con nosotros como alimento”, explicó el arzobispo.
“Jesús
nos dice «tomen y coman, esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes».
Así lo quiso y así lo hizo. En la santa misa celebramos este acontecimiento,
que no es el recuerdo de algo que fue, sino la actualización sacramental de su
presencia. Este es el misterio de nuestra fe”, subrayó el pastor
santafesino.
En otro
tramo de su reflexión, monseñor Arancedo definió que la multiplicación de los
panes forma parte del gran discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, que solo se
comprende en su referencia a la Eucaristía.
“Hay un primer aspecto –continuó- que nos muestra la cercanía y la humanidad del Señor con esas personas necesitadas del alimento material. Su respuesta fue el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Esta es una enseñanza permanente que él nos deja, y por eso no podemos hacer del evangelio una lectura solo espiritual y desentendernos de las necesidades de nuestros hermanos”.
Para el arzobispo, también “sería ajeno al evangelio quedarnos en una lectura de asistencia social”, porque el mismo Jesús percibió esa posible lectura al reconocer que querían apoderarse de él para hacerlo rey, según relata el Evangelio según San Juan, y por ello se retiró a la montaña solo, para orar.
“Hay un primer aspecto –continuó- que nos muestra la cercanía y la humanidad del Señor con esas personas necesitadas del alimento material. Su respuesta fue el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Esta es una enseñanza permanente que él nos deja, y por eso no podemos hacer del evangelio una lectura solo espiritual y desentendernos de las necesidades de nuestros hermanos”.
Para el arzobispo, también “sería ajeno al evangelio quedarnos en una lectura de asistencia social”, porque el mismo Jesús percibió esa posible lectura al reconocer que querían apoderarse de él para hacerlo rey, según relata el Evangelio según San Juan, y por ello se retiró a la montaña solo, para orar.
“La
Eucaristía es signo del amor de Dios que se hizo camino, verdad y vida en
Jesucristo. Este don que es fuente de vida, debe ser también comienzo de un
camino nuevo. No podemos, además, celebrar la presencia del amor de Dios como
algo solo para mí. La Eucaristía nos introduce en ese dinamismo del amor de
Dios que quiere, a través de su Hijo y de quienes lo han recibido, llegar a
todos”, aseguró.
“El pan
de la Eucaristía nos introduce, en lo cotidiano de este mundo, en ese camino
hacia la plenitud de la vida; es pan del peregrino, es esperanza de la gloria”,
concluyó el arzobispo santafesino.+
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