JESÚS LLAMA A LOS QUE
TIENEN EL CORAZÓN VACÍO Y SIN DIOS, DICE EL PAPA
VATICANO,
06 Jul. 14 / 10:25 am (ACI/EWTN
Noticias).- En sus palabras previas al rezo del Ángelus, el
Papa Francisco aseguró hoy que Jesús invita a todos a ir hacia Él,
especialmente a los que sufren más y a quienes tienen el “corazón vacío y sin
Dios”.
El
Santo Padre también señaló que una vez que recibimos el alivio y consuelo de
Cristo, “estamos llamados también nosotros a ser alivio y consuelo para los
hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro”.
A
continuación el texto completo de las palabras del Papa Francisco antes del
Ángelus, gracias a la traducción de Radio Vaticano:
Queridos
hermanos y hermanas, buenos días:
En
el Evangelio de este domingo encontramos la invitación de Jesús, dice así:
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los
aliviaré" (Mt. 11:28). Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos las
personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente
simple, pobres, enfermos, pecadores, marginados... esta gente siempre le siguió
para escuchar su palabra -¡una palabra que daba esperanza!
¡Las
palabras de Jesús dan siempre esperanza! y también para tocar aunque solo fuese
el borde de su manto. Jesús mismo buscaba a estas multitudes extenuadas y
dispersas como ovejas sin pastor (cf. Mt 9:35-36): así dice Él, y las buscaba
para anunciarles el Reino de Dios y para sanar a muchos de ellos en el cuerpo y
en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: "Vengan a mí", y
les promete alivio y refrigerio.
Esta
invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos
hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida,
por situaciones existenciales difíciles y, a veces privados de auténticos
puntos de referencia.
En
los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos,
se encuentran muchas personas desamparadas y dispersas bajo el peso
insoportable del abandono y de la indiferencia. La indiferencia: ¡cuánto daño
hace a los necesitados la indiferencia humana! Y aún peor la de los cristianos.
En
los márgenes de la sociedad hay muchos hombres y mujeres probados por la
indigencia, pero también por las insatisfacciones de la vida y las
frustraciones. Muchos se ven obligados a emigrar de su patria, arriesgando su
propia vida.
Muchos
más, cada día, soportan el peso de un sistema económico que explota al hombre,
le impone un "yugo" insoportable, que los pocos privilegiados no
quieren llevar. A cada uno de estos hijos del Padre que está en los cielos,
Jesús repite: "Vengan a mí, todos ustedes". Pero también lo dice a
los que poseen todo. Pero cuyo corazón está vacío. Está vacío. Corazón vacío y
sin Dios. También a ellos, Jesús dirige esta invitación: "Vengan a
mí". La invitación de Jesús es para todos. Pero de manera especial para
los que sufren más.
Jesús
promete reconfortar a todos, pero también nos hace una invitación, que es como
un mandamiento: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque
soy paciente y humilde de corazón" (Mt 11,29).
El
"yugo" del Señor ¿en qué consiste? Consiste en cargar el peso de los
otros con amor fraternal. Una vez recibido el alivio y consuelo de Cristo,
estamos llamados también nosotros a ser alivio y consuelo para los hermanos,
con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro.
La
mansedumbre y la humildad de corazón no sólo nos ayuda a soportar el peso de
los otros, sino a no pesar sobre ellos con nuestros propios puntos de vista
personales, nuestros juicios, nuestras críticas o nuestra indiferencia.
Invoquemos
a la Santísima Virgen María, que acoge bajo su manto a todas las personas
desamparadas y dispersas, para que a través de una fe iluminada, testimoniada
en la vida, podamos ser alivio para los que necesitan ayuda, ternura y
esperanza.
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