La
semana pasada el New York Times publicó un interesante artículo sobre las
vocaciones religiosas de la Iglesia Católica en Estados Unidos.
Tradicionalmente, un artículo del New York Times buscaría a mostrar una imagen
negativa de la situación vocacional, pero esta vez fue diferente.
El
artículo, titulado In two Michigan towns, a Higher Calling is Heard (En dos
pueblos de Michigan el llamado de lo alto fue escuchado), explica por qué en
dos pequeños pueblos del Medio Oeste de Estados Unidos, un inusual número de
jóvenes está respondiendo a la llamada vocacional.
Cuando
leí el titular, lo primero que pensé fue “quiero ir allá para ver y sentir lo
que está pasando”. Tras leer por segunda vez el artículo, pude identificar unas
pocas pero importantes conclusiones sobre una experiencia que toda comunidad
católica puede incorporar para aumentar el número de vocaciones y ayudarlas a
perseverar en el tiempo:
• Adoración Eucarística por las
vocaciones: El New York Times señala que en esos dos pueblos,
las parroquias locales dedican una hora de oración por las vocaciones. El
Señor Jesús nos dice “Pedid, y se os dará” (Mt. 7,7). Sabemos que el Señor es
bueno y misericordioso, que Él es abundante en sus dones espirituales, pero también
necesita que le pidamos estos dones. Necesitamos más vocaciones, por lo tanto
recemos por ellas como comunidad.
• Apoyo de los padres y de la
comunidad. La decisión de entregar la vida al servicio de Dios
y de la Iglesia es algo difícil, así como lo es el matrimonio. Si todos tus
amigos te han dicho que es una locura que te cases con tu novio/novia es muy
probable que dudes más de una vez en pedir su mano. Lo mismo ocurre cuando
consideras una vocación religiosa. Conozco a muchos hombres y mujeres valientes
que no tuvieron el apoyo de sus padres o amigos cuando decidieron responder al
llamado del Señor. Cuántas más vocaciones tendríamos si los padres tuvieran la
misma actitud de Agnes Koenigsknecht, madre de dos sacerdotes, quien dice: “No
nos pertenecen. ¿Cómo puedes retenerlos (ante su vocación)?”.
• Estímulo y apoyo constante a
seminaristas y religiosos. Actualmente, existen muchos desafíos
para vivir la fidelidad en el matrimonio o en la vida religiosa. Solemos
celebrar cuando un joven decide ingresar en la vida religiosa, pero ¿qué pasa
después? Los religiosos y religiosas tienen altos y bajos al igual que el resto
de las personas. En lugares donde el número de vocaciones es alto, el New York
Times señala que existe un apoyo contante que va desde pequeñas contribuciones
monetarias hasta cartas de motivación escritas por niños.
En
octubre de 2013, el Papa Francisco también ofreció algunos importantes consejos
al Obispo chileno Juan Ignacio González para aquellos que están considerando la
vocación a la vida religiosa:
• Es Jesús quien te llama. “Que
se deje mirar por Jesús, porque el que lo llama no es ni el cura, ni el obispo,
ni el Papa. Es Jesús quien lo está mirando con cariño, le muestra la gente, la
necesidad del pueblo de Dios y le dice: si quieres ayúdame”, afirmó el Papa
Francisco.
• Rechazar tu llamada vocacional
causa tristeza. Jesús llamó al joven rico, un hombre con muchas
riquezas, pero el joven rico eligió no responder. El Papa Francisco dice, “si
no lo sigues, eres libre, pero mira la tristeza que provocas en el corazón del
Señor y la tristeza de provocas en tantos corazones que no van a poder
solucionar su problema porque les va a faltar un sacerdote”.
• No seas tonto. “El
Señor cuando agarra de la mano nunca deja solo”. Jesús es fiel a todos los que
él llama. Si Él te llama, nunca te abandonará.
Es
verdad que la Iglesia Católica ha experimentado un descenso en el número de
vocaciones, sin embargo, existen comunidades donde existe un florecimiento de
las vocaciones y el Señor no nos ha dejado solos. Él nos está mostrando el
testimonio de comunidades católicas vivas. Nos corresponde a cada uno de
nosotros poner de nuestra parte, rezar por las vocaciones, crear una cultura de
la aceptación y entregar un apoyo constante.
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