miércoles, 13 de agosto de 2014

SALTO DE CALIDAD A LAS RELACIONES VATICANO-ISLAM: LA VERDAD SIN PELOS EN LA LENGUA
La Santa Sede pide con un lenguaje inédito a los líderes musulmanes del mundo que condenen públicamente los crímenes contra las minorías en Irak

La degeneración del conflicto que flagela Irak ha llevado al Papa Francisco y a sus colaboradores a una movilización sin precedentes, que marca un nuevo salto de calidad en las relaciones entre la Santa Sede y representantes del Islam.

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el departamento del Vaticano encargado de mantener, en nombre del Papa, las relaciones con el Islam, acaba de publicar un comunicado para exigir “una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos, incluso musulmanes”.

Ese Consejo Pontificio, dirigido por quien fue el “ministro” de Asuntos Exteriores de Juan Pablo II, el cardenal francés Jean-Louis Tauran, en estos últimos años ha sido sumamente cuidadoso para evitar herir la sensibilidad de los líderes religiosos islámicos.

El cardenal Tauran, que fue nombrado por el Papa Benedicto XVI para ese cargo en 2007, después de la enorme crisis que generaron las interpretaciones de su discurso en la universidad alemana de Ratisbona, utiliza ahora un lenguaje totalmente inusual en el Vaticano (Cf. 
Declaración del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, 12 de agosto de 2014).

El documento se encuadra en esa campaña que el Papa Francisco está liderando para salir al paso de las atrocidades cometidas contra los cristianos, las comunidades yasidíes, y el resto de minorías por parte del autodenominado Estado Islámico de Irak y el Levante(EIIL por sus siglas en castellano e ISIS en inglés).

El Vaticano acaba de publicar, además, la 
carta que el Papa ha dirigido de puño y letra a Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, para exigir por parte de la comunidad internacional y de las agencias de la ONU una reacción inmediata que impida la catástrofe humanitaria que tiene lugar en el norte del país.

Mientras se publicaba este artículo, el cardenal Fernando Filoni,hacía las maletas para viajar en nombre del Papa a Iraq y llevar la cercanía personal de Francisco, así como toda el conocimiento del país que acumuló como nuncio de Juan Pablo II, uno de los poquísimos diplomáticos que no abandonaron el país durante la segunda Guerra del Golfo, en 2003.

La misiva vaticana enviada por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso pide a los líderes religiosos musulmanes que condenen  “la práctica execrable de la decapitación, la crucifixión y de colgar los cadáveres en la plazas públicas”.

Asimismo, exige que se opongan a la disyuntiva que el Estado Islámico plantea a los cristianos y a los yasidíes: “la conversión al islam, el pago de un tributo (jizya) o el éxodo”.

Reivindica una reacción de los líderes religiosos islámicos contra “el secuestro de chicas y mujeres pertenecientes a las comunidades yasidíes y cristianas como botín de guerra”, “la imposición de la práctica salvaje de la infibulación”, o “la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos cristianos y musulmanes”.

“Ninguna causa puede justificar una tal barbarie y mucho menos religiosa —explica el Vaticano—. Se trata di una ofensa extremadamente grave hacia la humanidad y hacia Dios que es el Creador”, dice el Consejo Pontificio, citan o explícitamente al Papa Francisco.

El Vaticano concluye con una pregunta: si los líderes religiosos, en particular los musulmanes, no tienen la capacidad de denunciar sin ambigüedad estos crímenes, “¿qué credibilidad tendrán las religiones, sus seguidores y sus jefes? ¿Qué credibilidad puede tener todavía el diálogo interreligioso pacientemente mantenido en estos últimos años?”

El diálogo entre el Islam y la Iglesia católica acaba de dar un salto de calidad, basado en la verdad, dicha sin pelos en la lengua. Habrá evoluciones. Sigamos al tanto. 


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