EL DECIMOSEGUNDO DIA
Su devoción al Santo
Sacrificio de la Misa
Desde el momento
en que él fue ordenado como sacerdote, Francisco de Sales fue asiduo en ofrecer
el Sacrificio de Misa más a gusto y adorable. Aún cuando él se encontrara en la
ciudad o en un pueblo, o viajando, él no se habría sentido feliz si hubiese
permitido que un solo día pasara en el que no se presentara ante el altar para
ofrecerle al Padre Eterno ese incomparable Sacrificio que Su Hijo Eterno nos ha
ordenado celebrar. Verdaderamente era una imagen consoladora y edificadora
verlo mientras se acercaba al altar; por que con su comportamiento él
manifestaba una extrema reverencia y respeto, y en la celebración de los
Sagrados Misterios él recibía luces maravillosas y favores del Cielo.
A través de su
reverencia por el Sacramento del Amor, podemos observar la gran estima que él
demostraba para con todos los ministerios del altar, especialmente para con los
sacerdotes debido a su cercana conexión con este sacrificio; por esta razón el
nunca permitía que ellos le hicieran el mas mínimo servicio. (Pere de la
Riviere.)
El reconocía que,
suponiendo que alguien le hubiera preguntado qué estaba haciendo en medio de
sus asuntos, él contestaría, que él se estaba preparando para la celebración de
la santa Misa (Pere Talon.)
Un Ramillete Espiritual
Igual que el sol
en el firmamento, el sacrificio de la Misa es lo más santo, a gusto y adorable,
porque la Misa es el centro de la religión, el corazón de la devoción, el alma
de la piedad.
Por esto mismo,
esfuérzate por atender la Misa diariamente. Pero si algo te impide atenderla
corporalmente asegúrate de que tu corazón este presente, y que al menos
espiritualmente tomes parte en este Sacrificio. (Vida Devota, Parte II,
cap. XIV.)
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