EL VIGESIMOPRIMER DIA
Su afabilidad
Francisco de Sales
recibía a todo el mundo con una continencia serena y agraciada y nunca
despachando a nadie sin importar quien fuera. El escuchaba calladamente a todo
el mundo por cuanto tiempo cada persona lo deseara. Ustedes pensaran que él no tenía
nada más que hacer, por lo que era tan atento y tan paciente; todo el mundo lo
dejaba tan alegre y satisfecho que las personas se sentían muy contentas de
poder decirle algo, y así poder disfrutar la extrema dulzura y serenidad que él
difundía en los corazones de todos los que hablaban con él. Por medio de esto
él acercaba a las personas con perfecta confianza, especialmente cuando la
conversación trataba de asuntos espirituales, porque él se deleitaba hablando
de la devoción y animando a todo el mundo a practicarla; cada quien de acuerdo
con su vocación y con el estado de sus vidas.
Las costumbres y
la forma de hablar de Francisco de Sales eran serias y dignificadas, pero al
mismo tiempo eran muy humildes, dulces y simples. Él siempre estuvo
completamente libre de todo amaneramiento, o rigidez. Nunca se le escuchó decir
una palabra en el momento incorrecto, o hacer algún comentario frívolo. Él
hablaba en un tono bajo, calladamente, gentilmente y prudentemente, y aun
cuando nunca utilizaba palabras refinadas, todo lo que decía tenía un grandioso
efecto. Muchas veces observe que él no hablaba ni mucho ni muy poco, sino que
siempre decía lo que era necesario y se expresaba tan bien que nada más
necesitaba ser adherido a sus palabras. Algunas veces relataba pequeñas
anécdotas pero siempre con tanta modestia que aquellos que lo escucharon fueron
edificados al mismo tiempo que entretenidos por sus relatos. (Deposición de
Santa Chantal.)
Un Ramillete Espiritual
La gentileza y la afabilidad
hacen de las conversaciones serias algo agradable; nosotros deberíamos evitar
por un lado los halagos y la cordialidad afectada, y por el otro lado la
austeridad, la dureza, la amargura, el desdén y el odio. Con una
condescendencia decente nosotros podremos relacionarnos dulce y amigablemente
con nuestro vecino, en palabras, acciones y con nuestro comportamiento en
general. (Regla de Conducta.)
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