EL TRIGESIMOPRIMER DIA
Su apariencia
En conclusión,
Francisco de Sales fue un gran hombre en todo sentido de la palabra, y solo
pequeño y modesto en sus propios ojos. Su figura era erecta y robusta, su
estatura dominante, tenía hombros altos, una cabeza grande, casi calva; tenía
un cabello crespo de color castaño, una frente amplia, cejas arqueadas, ojos
azules, una nariz de buen corte, mejillas sonrojadas, una boca redonda y una
barba larga y poblada. Su voz era profunda y tenía una forma de hablar un poco
lenta; sus manos eran grandes y fuertes. El caminaba firme y ociosamente; sus
ademanes eran nobles y simples; y sus ropas siempre estaban bien arregladas. En
cuanto a su mente, podemos decir que él era un hombre de pensamientos
profundos, de un juicio maduro, de una inteligencia calmada que nada en el
mundo podía perturbar, y tan ordenado y regular que él
nunca dejo nada de
lo que tenía que hacer hoy para mañana y raras veces hizo hoy lo que tenía que
hacer mañana, excepto en obediencia a los dictados de la prudencia. Era enemigo
del apuro, paciente en todas las cosas, no despreciaba nada, sin importar cuan
trivial fuera; era generoso y gentil con los niños, y en resumen tan perfecto
en todas las cosas que realmente era la sal de la tierra, la luz del mundo y la
lámpara puesta en el lugar del candelabro para iluminar a todos los que
estuvieran en la casa. (Carlos Augusto de Sales.)
Mi dulce y tierno
padre, qué acaso no es tu deseo que yo pronuncie esta oración desde el fondo de
mi corazón? Que mi alma imite tus deseos, deje entrar el aroma de tu dulzura-
que siempre ame tu gentileza, tu sumisión y tu simplicidad como la de una
paloma. (Pere de la Riviere.)
Un Ramillete Espiritual
Lee las historias y las vidas de los
Santos en las que, como en un espejo, tu puedes ver el modelo de la vida
Cristiana, y hacer uso de sus acciones como un ejemplo beneficioso, conforme
con tu vocación. (Vida Devota, Parte II, cap. XVII.)
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