El consejo del Papa Francisco para cada día
de Cuaresma, “tiempo de lucha espiritual”
VATICANO, 22 Feb. 15 / 10:05 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir el rezo del Ángelus hoy, Primer Domingo
de Cuaresma,
el Papa Francisco destacó que estos 40 días son “un tiempo de lucha espiritual
contra el espíritu del mal”.
Por
ello, el Papa dio como consejo “leer cada día el Evangelio”.
“Cada
día leer el Evangelio, meditarlo un poquito, diez minutos; y llevarlo también
siempre con nosotros: en el bolsillo, en la cartera. Tener siempre el Evangelio
a mano”
El
Santo Padre señaló que “el desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la
mundanidad, a los ‘ídolos’, nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al
Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos”.
Citado
por Radio Vaticano, Francisco recordó que “el miércoles pasado, con el rito de
las Cenizas, ha comenzado la Cuaresma y hoy es el primer domingo de este tiempo
litúrgico que se refiere a los cuarenta días transcurridos por Jesús en el
desierto, después del bautismo en el río Jordán”.
“Es
una prueba de la cual el Señor sale victorioso y que lo prepara a anunciar el
Evangelio del Reino de Dios. Él, en aquellos cuarenta días de soledad, enfrentó
a Satanás ‘cuerpo a cuerpo’, desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él
hemos vencido todos, pero nos toca a nosotros proteger en nuestro cotidiano
esta victoria”.
El
Santo Padre destacó que “la Iglesia nos hace recordar tal misterio al comienzo de
la Cuaresma, porque ello nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo, que
es tiempo de lucha – en la Cuaresma se debe luchar – un tiempo de lucha
espiritual contra el espíritu del mal”.
“Y
mientras atravesamos el ‘desierto’ cuaresmal, tenemos la mirada dirigida hacia
la Pascua,
que es la victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y
contra la muerte. He aquí entonces el significado de este primer domingo de
Cuaresma: volver decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a lavida. Mirar a Jesús, qué ha hecho Jesús e ir con Él”.
Francisco
subrayó que “este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el
lugar en el cual se puede escuchar la palabra de Dios y la voz del tentador”.
“En
el rumor, en la confusión, esto no se puede hacer; se escuchan solo las voces
superficiales. En cambio, en el desierto, podemos bajar en profundidad, donde
se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte”.
“¿Y
cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por esto es
importante conocer las Escrituras, porque de otra manera no sabemos responder a
las insidias del Maligno”.
El
Papa alentó a entrar en el desierto “sin miedo, porque no estamos solos:
estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo”.
“Es
más, como fue para Jesús, es precisamente el Espíritu Santo que nos guía en el
camino cuaresmal, aquel mismo Espíritu descendido sobre Jesús y que nos ha sido
donado en el Bautismo”.
El
Santo Padre subrayó que “la Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo propicio que
debe conducirnos a tomar siempre más conciencia de cuánto el Espíritu Santo,
recibido en el Bautismo, ha obrado y puede obrar en nosotros”.
“Al
final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia Pascual,
podremos renovar con mayor conciencia la alianza bautismal y los compromisos
que de ella derivan”.
Francisco
expresó su deseo de que “la Virgen Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos
ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una
‘nueva creatura’”.
El
Papa recordó además que hoy comienzan los Ejercicios Espirituales de la Curia
Romana, en los que él participará, y los confió a la Virgen María.
“A
Ella confío en particular, esta semana de Ejercicios Espirituales que iniciará
esta tarde y en la cual tomaré parte junto con mis colaboradores de la Curia
Romana. Recen para que en este ‘desierto’ que son los Ejercicios podamos
escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros
tenemos, y hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan”.
“Les
pido, por lo tanto, que nos acompañen con su oración”, concluyó.
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