sábado, 7 de febrero de 2015

15ta. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs


EL DECIMOQUINTO DIA

Su humildad

Francisco de Sales siempre apreció la virtud de la humildad y la amo tiernamente. Una prueba de esto era el placer que él sentía al interactuar con aquellos de bajo estado, al escuchar sus quejas, visitándolos durante los tiempos de enfermedad y conversando con ellos como un amigo. Por eso él nunca expresó desdén por nadie, sino que siempre demostró una gran estima por todo el mundo quien quiera que fuera. (Pere de la Riviere.)

Francisco de Sales era perfectamente humilde, no era que él adoptara actitudes o que hablara humildemente, por que pocas veces lo hacía, y sólo cuando su corazón lo motivaba a hacerlo. De hecho, él hablaba muy poco de sí mismo o de sus preocupaciones. El solía a decir que no debemos hablar de nosotros mismos ni bien ni mal, porque la auto alabanza y la auto culpa vienen de la misma fuente, y esa es la vanidad. Su humildad era sincera de corazón, dignificada, verdadera y sólida, y lo hacía indiferente a las alabanzas o las culpas. Francisco de Sales tenía una opinión muy baja de sí mismo, amaba el desdén y la humillación y se dedicaba a la práctica de esta virtud. Él me dijo un día que él trabajó durante tres años para adquirir esta virtud, y que él la apreciaba y la amaba extremamente.

En todas sus acciones había una grandiosa dignidad acompañada de una humildad tan profunda que nadie temía acercarse a él. (Santa Chantal.)

Un Ramillete Espiritual

Mantente unido a tu modestia como al lazo de tu valor, y a la práctica generosa de la humildad frente a Aquel que obtuvo el logro más grande de Su poder a través de Su humillación en la Cruz.

Se humilde siempre y se aún más humilde diariamente a tus ojos. Mi Dios! Qué grandiosa es esta pequeñez. (Director Espiritual.)



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