lunes, 16 de febrero de 2015

24ta. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs


EL VIGESIMOCUARTO DIA

Su prudencia

La prudencia con la que Francisco de Sales procedía en todas sus acciones era muy admirable. Nada era más deliberado, más cuidadosamente considerado, o más circunspecto que su conducta. El nunca hizo nada apurado, sin pensar ni afanado. El voluntariamente aceptó consejos, y nunca antepuso sus juicios a los de los demás. Él nunca se precipitaba a la hora de hacer las cosas sino que las hacia paso a paso y esperaba paciente. Así pues, si él no podía terminar una cosa un día, la terminaba el día siguiente.

Su prudencia en el manejo de los asuntos era grandioso porque él nunca fue indulgente en sus demostraciones; a menos que Dios no fuera ofendido él se acomodaba al tiempo, el lugar y que las personas pudieran ser fácilmente persuadidas cuando se alegaban buenas razones.

Esta prudencia era una prueba de los regalos que el Espíritu Santo había comunicado a su alma, y esto lo llevó a hacer todo calladamente y simplemente sin buscarse a sí mismo, y a darlo todo por nada y a hacer todo por todos. Su prudencia no tenía nada en común con la prudencia del mundo que no presta atención a su consciencia, que nunca piensa en la eternidad y es enemigo de Jesucristo. (Pere de la Riviere.)

Un Ramillete Espiritual

La virtud de la prudencia debe ser practicada verdaderamente, más que nada porque se parece a la sal espiritual y le da sabor y gusto a las otras virtudes; pero debería ser practicada de tal forma que la virtud de la simple confidencia pueda predominar en ella. (Discursos XII.)


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