EL TRIGESIMO DIA
Su vida interior
Qué admirable era
el orden que Dios había establecido en la persona de Francisco de Sales! Todo
en él estaba bien regulado y tan calmado, y la luz de Dios brillaba tan
claramente en él que Dios podía ver todas sus acciones.
Su entendimiento
de aquellos asuntos que se refieren a la perfección espiritual era tan profundo
que él podía distinguir entre los detalles más pequeños y delicados, y su alma
pura nunca podía voluntariamente soportar nada que viera como menos perfecto,
porque su amor ferviente no le permitía hacerlo. Esto no quiere decir que él
nunca haya cometido ninguna imperfección, porque cuando él erraba era sólo por
sorpresa y enfermedad. Pero yo nunca vi que él se permitiera una imperfección,
por más pequeña que esta fuera. Por el contrario, su alma era más pura que el
sol y más blanca que la nieve, en todas sus acciones, resoluciones e
intenciones. De hecho era toda pureza, toda humildad, toda simplicidad y toda
unión con Dios.
Me atrevo a
decirlo? Sí; lo diré. Me solía parecer que mi Francisco de Sales era un retrato
viviente en el que el Hijo de Dios nuestro Señor estaba representado, por que
verdaderamente el orden y la regularidad de esta santa alma era absolutamente
sobrenatural y Divina. (Santa Chantal.)
Un Ramillete Espiritual
Vivir del espíritu
es pensar, hablar y actuar de acuerdo con las virtudes del espíritu, y no de acuerdo
con los sentidos y los sentimientos de la carne. Cuáles son las virtudes del
espíritu? La fe que nos muestra las verdades más allá del sentido; la esperanza
que nos hace aspirar a las posesiones invisibles; la caridad que nos hace amar
a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro vecino como a nosotros mismos, no
con un amor sensual, natural e interesado, sino con un amor puro y sólido
fundamentado en Dios. (Director Espiritual)
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