Papa Francisco: Tener hermanos es una
experiencia impagable e insustituible
Por Alvaro de Juana
VATICANO, 18 Feb. 15 / 10:17 am (ACI/EWTN Noticias).- “Tener a un hermano, una hermana que te quiere es
una experiencia fuerte, impagable, insustituible”, remarcó el Papa Francisco en
la mañana del miércoles durante la Audiencia General, quien recordó que los
cristianos “van al encuentro de los pobres y débiles no para obedecer un
programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor nos dice que
todos somos hermanos”.
Después
de hablar sobre la madre, el padre y los hijos, el Pontífice aprovechó la
audiencia pública del miércoles para explicar la importancia que tienen los
hermanos en la familia y
en la sociedad. “'Hermano' y 'hermana' son palabras que el cristianismo ama
mucho” y “gracias a la experiencia familiar, son palabras que todas las cultura
y todas las épocas entienden”, afirmó.
Haciendo
un repaso en “la historia del pueblo de Dios, que recibe su revelación en la
vivencia de la experiencia humana”, subrayó que también “el salmista canta la
belleza de la relación fraterna y dice: '¡Qué bueno y agradables que los
hermanos vivan unidos!'”.
“Esto
es verdad. La hermandad es bella. Jesucristo ha llevado a su plenitud también
esta experiencia humana de ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el amor
trinitario y potenciándola de tal manera que vaya mucho más allá de los lazos
del parentesco y pueda superar todos los muros de la extrañeza”, señaló.
Cuando
la relación entre los hermanos se arruina, “se abre el camino a experiencia
dolorosas de conflicto, de traición, de odio”. Como ocurrió en el caso de Caín
y Abel, que “constituye el ejemplo de este resultado negativo” y que continúa
repitiéndose en cada generación y época, dijo el Papa.
“La
pregunta de Dios a Caín: '¿Dónde está tu hermano?' no cesa de resonar a lo
largo de la historia”, reconoció.
La
relación de fraternidad que se forma en la familia entre los hijos “se produce
en un clima de educación en la apertura a los otros, es la gran escuela de
libertad y de paz”. Y “quizás, no siempre somos conscientes, pero ¡es la propia
familia la que introduce la fraternidad en el mundo!”.
En
esta experiencia “nutrida de los afectos y de la educación familiar”, la
fraternidad “se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sobre las
relaciones entre los pueblos”.
De
esta manera, “la bendición que Dios, en Jesucristo, derrama sobre estos lazos
de fraternidad, lo dilata de una manera inimaginable, haciéndolo capaz de
traspasar toda diferencia entre naciones, de lengua, de culturas e incluso de
religiones”.
“La
historia ha demostrado suficientemente, por otra parte, que también la libertad
y la igualdad, sin fraternidad, pueden llenarse de individualismo y de
conformismo, incluso de intereses”.
En
este sentido, “la fraternidad en la familia resplandece de modo especial cuando
vemos el cuidado, la paciencia, el afecto con el que se rodea al hermanito y la
hermanita más débil, enfermo, o que tiene alguna dificultad. Los hermanos y
hermanas que hacen esto son muchísimos, en todo el mundo, y quizás no
apreciamos lo suficiente su generosidad”, dijo Francisco.
Y
“del mismo modo sucede para la fraternidad cristiana”. “Los más pequeños, los
más pobres deben enternecernos: tienen el 'derecho' de tomarnos el alma y
el corazón”.
Cuando
así ocurre, “cuando los pobres están como en casa, nuestra misma fraternidad
cristiana recobra vida.
Los cristianos, en efecto, van al encuentro de los pobres y débiles no para
obedecer un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor
nos dice que todos somos hermanos”.
Y
éste “es el principio del amor de Dios y de toda justicia entre los hombres”.
En
este punto, el Papa pidió rezar en silencio por los propios hermanos y hermanas
y después subrayó que “hoy más que nunca es necesario volver a llevar la
fraternidad al centro de nuestra sociedad tecnocrática y burocrática: entonces
la libertad y la igualdad tomaran su justa entonación”.
Por
último, Francisco pidió “no privar” a “nuestras familias por temor o por miedo,
de la belleza de una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas” y además,
“no perdamos nuestra confianza en la amplitud de horizontes que la fe es capaz
de traer de esta experiencia, iluminada por la bendición de Dios”.
Después
de realizar los saludos en diferentes idiomas, el Papa Francisco habló en
italiano sobre el tiempo de Cuaresma que
comienza este miércoles. “Es un tiempo favorable para intensificar su vida
espiritual: que la práctica del ayuno les sea de ayuda, queridos jóvenes, para
obtener el dominio de ustedes mismos; que la oración sea para ustedes, queridos
enfermos, el medio para confiar a Dios sus sufrimientos y sentir su presencia
amorosa; y que las obras de misericordia los ayuden, queridos esposos, a vivir
vuestra existencia conyugal abriéndola a la necesidad de los hermanos”.
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