¿Cómo será tu Cuaresma? El Papa Francisco te
da algunos consejos
Por Alvaro de Juana
Mujer en oración
VATICANO, 20 Feb. 15 / 09:59 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco habló en la homilía de la Misa de
Santa Marta de este viernes sobre la misión a la que son llamados los
cristianos, sobre todo en el tiempo de Cuaresma:
amar al prójimo y apartar los egoísmos. Hizo además, una fuerte llamada a
tratar bien a los empleados y velar por sus necesidades.
Comentó
la primera lectura del profeta Isaías en la que el pueblo se lamenta porque no
atiende a sus ayunos. Para el Señor, “no es ayuno, no comer carne” para después
“litigar y explotar a los trabajadores”, afirmó. Y en esto se entiende por qué
Jesús condena a los fariseos, que tenían “muchas observancias, pero son la
verdad del corazón”.
El
Papa indicó que el ayuno verdadero es el de liberar a los oprimidos, vestir a
los desnudos y hacer justicia. Éste “es el ayuno que no es solamente externo,
una observancia externa, sino un ayuno que es un ayuno que viene del corazón”.
“En
las tablas de la ley se encuentra la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y
todos y las dos van juntos”, aseguró.
“Yo
no puedo decir: 'Pero, no, yo cumplo los tres mandamientos primeros... y los
otros más o menos'. No, si tú no haces éstos, ese no puedes hacerlo y si tú
haces ese, debes hacer esto otro. Van unidos: el amor a Dios y el amor al
prójimo son una unidad y si quieres hacer penitencia, real no formal, debes
hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo”.
El
Papa afirmó también que se puede tener mucha fe, pero “si no haces obras, está
muerta, de qué sirve”.
Y
al que va a Misa todos los domingos y comulga se le puede preguntar: “¿Cómo es
tu relación con tus empleados?, ¿le pagas en negro?, ¿les pagas el salario
justo?, ¿también para cotizar para la jubilación?, ¿y para asegurar la salud?”.
“Cuántos,
cuántos hombres y mujeres de fe, tienen fe pero dividen las tablas de la ley:
'Sí, sí yo hago esto'. ¿Pero das limosna? 'Sí, sí, siempre envío una asignación
a la Iglesia'.
'Ah, está bien. Pero a tu Iglesia, a tu casa, con aquellos que dependen de ti,
sean hijos, sean nietos, sean los empleados. ¿Eres generoso?, ¿eres justo?”, se
preguntó.
“No
puedes ofrecer cosas a la Iglesia en los hombros de la injusticia que haces con
tus empleados. Este es un pecado gravísimo: es usar a Dios para cubrir la
injusticia”.
En
este sentido, el Pontífice añadió que esto “es lo que el profeta Isaías en
nombre del Señor nos hace entender: no es un buen cristiano el que no hace
justicia con las personas que dependen de él”.
Y
tampoco es un buen cristiano “el que no se desprende de algo necesario para él
y se lo da a otros que tiene necesidad”.
Precisamente,
la Cuaresma “es esto, es doble, a Dios y al prójimo: es decir, es real, no es
una formalidad. No es no comer carne solamente el viernes, hacer alguna cosita,
y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la ignorancia a
los pobres”.
Comentando
que hay personas que no tienen cubiertas algunas necesidades, como una buena
relación con un hospital para que les atiendan rápido, el Pontífice continuó
explicando el sentido de este tiempo litúrgico. Advirtió que hay gente en Roma
que vive así y que la Cuaresma sirve “para pensar en ellos: ¿Qué puedo hacer
por los niños, por los ancianos, que no tienen la posibilidad de ser visitados
por un médico?”.
¿Cómo
será tu Cuaresma?, preguntó a los fieles que le acompañaban en la Misa. “Gracia
a Dios yo tengo una familia que cumple los mandamientos, no tenemos
problemas...”. “Pero, ¿en esta Cuaresma hay en tu corazón lugar para aquellos
que no han cumplido los mandamientos?, ¿para aquellos que se han equivocado y
están en la cárcel?”.
“'Con
esta gente yo no....'. 'Pero él está en la cárcel’. Si tú no estás en la cárcel
es porque el Señor te ha ayudado a no caer. ¿En tu corazón los encarcelados
tienen un lugar? ¿Rezas por ellos, para que el Señor les ayude a cambiar
la vida?'”.
Finalmente
el Papa Francisco pidió al Señor que “acompañe nuestro camino cuaresmal para
que la observancia exterior corresponda con una profunda renovación del
Espíritu”.
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