Papa
Francisco a líderes católicos: No hay lugar en el sacerdocio para abusadores
Papa Francisco / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
VATICANO, 05 Feb. 15 / 10:53 am (ACI/EWTN Noticias).-
“No
hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores”,
advirtió este jueves el Papa Francisco en una carta a los Presidentes de los
Episcopados y los Superiores de las congregaciones religiosas en la que exhortó
a no temer al escándalo para luchar contra este flagelo.
El
Pontífice envió la carta en la víspera de la primera reunión en Roma – del 6 al
8 de febrero - de todos los miembros de la Pontificia Comisión para la tutela
de menores, en la asegura a las familias “que la Iglesia no
escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos, y tienen el derecho de
dirigirse a ella con plena confianza, porque es una casa segura”.
“Por
tanto, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de consideración, de la
naturaleza que sea, como, por ejemplo, el deseo de evitar el escándalo, porque
no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los
menores”, expresó.
A
continuación el texto completo de la carta del Papa Francisco:
A
los Presidentes de las Conferencias Episcopales
y
las Sociedades de Vida Apostólica
En
marzo del año pasado instituí la Pontificia Comisión para la tutela de menores,
anunciada ya en diciembre de 2013, con el fin de ofrecer propuestas e
iniciativas orientadas a mejorar las normas y los procedimientos para la
protección de todos los menores y adultos vulnerables, y he llamado a formar
parte de dicha Comisión a personas altamente cualificadas y notorias por sus
esfuerzos en este campo.
El
siguiente mes de julio, en la reunión que tuve con algunas personas que han
sido objeto de abusos sexuales por parte de sacerdotes, me sentí conmovido e
impresionado por la intensidad de su sufrimiento y la firmeza de su fe.
Esto confirmó una vez más mi convicción de que se debe continuar haciendo
todo lo posible para erradicar de la Iglesia el flagelo del abuso sexual de
menores y adultos vulnerables, y abrir un camino de reconciliación y curación
para quien ha sufrido abusos.
Por
estas razones, he añadido el pasado mes de diciembre nuevos miembros a la
Comisión, en representación de las Iglesias particulares de todo el mundo. Y
dentro de pocos días, todos estos miembros se reunirán en Roma por primera vez.
En
este contexto, considero que la Comisión será un nuevo, válido y eficaz
instrumento para ayudarme a animar y promover el compromiso de toda la Iglesia
en sus diversos ámbitos — Conferencias Episcopales, diócesis, Institutos
de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, etc. — para poner en
práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los
menores y adultos vulnerables, y dar respuestas de justicia y misericordia.
Las
familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a
sus hijos, y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza, porque
es una casa segura. Por tanto, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de
consideración, de la naturaleza que sea, como, por ejemplo, el deseo de evitar
el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que
abusan de los menores.
También
se debe vigilar atentamente que se cumpla plenamente la circular emanada por la
Congregación para la Doctrina de la Fe, el 3 de mayo de 2011, para ayudar a las
Conferencias Episcopales en la preparación de las líneas maestras para tratar
los casos de abuso sexual de menores por parte de clérigos. Es importante que
las Conferencias Episcopales adopten un instrumento para revisar periódicamente
las normas y comprobar su cumplimiento.
Corresponde
al Obispo diocesano y a los Superiores mayores la tarea de verificar que en las
parroquias y en otras instituciones de la Iglesia se garantice la seguridad de
los menores y los adultos vulnerables. Como expresión del deber de la Iglesia
de manifestar la compasión de Jesús a los que han sufrido abuso sexual, y a sus
familias, se insta a las diócesis y los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica a establecer programas de atención pastoral, que
podrán contar con la aportación de servicios psicológicos y espirituales.
Por
todos estos motivos, pido vuestra colaboración plena y atenta con la Comisión
para la tutela de los menores. La tarea que le he encomendado incluye la
asistencia a vosotros y a vuestras Conferencias, mediante un intercambio mutuo
de «praxis virtuosas» y de programas de educación, formación e instrucción por
lo que se refiere a la respuesta que se ha de dar a los abusos sexuales.
Que
el Señor Jesús infunda en cada uno de nosotros, ministros de la Iglesia, ese
amor y esa predilección por los pequeños que ha caracterizado su presencia
entre los hombres, y que se traduce en una responsabilidad especial respecto al
bien de los menores y adultos vulnerables. Que María Santísima, Madre de la ternura,
nos ayude a cumplir, con generosidad y rigor, nuestro deber de reconocer
humildemente y reparar las injusticias del pasado, y a ser siempre fieles a la
tarea de proteger a quienes son los predilectos de Jesús.
Vaticano,
2 de febrero de 2015
Fiesta
de la Presentación del Señor
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