Hoy celebramos a San Juan Bosco, fundador de
los Salesianos
LIMA, 31 Ene. 15 / 12:02 am (ACI).- “Uno solo es mi deseo: que sean felices en el
tiempo y en la eternidad”, escribió San Juan Bosco, padre y maestro de la
juventud, poco tiempo antes de su muerte. Al respecto, el P. Santo Dal Ben, Inspector
de los Salesianos del Perú, animó a los jóvenes a corresponder al amor de Dios
para que este sueño se cumpla.
En
declaraciones para ACI Prensa,
el P. Dal Ben dijo que este es el sueño de los Salesianos, fundados por San
Juan Bosco, “ver a los jóvenes felices, pero de una felicidad auténtica para
que puedan alcanzar la felicidad para siempre”.
San
Juan Bosco nació un 16 de agosto de 1815 en I Becchi, Castelnuovo D’ Asti
(Italia). A los dos años murió su padre y su madre, la Sierva de Dios Margarita
Occhiena, siendo analfabeta y pobre, se encargó de sacar adelante a sus hijos.
A
los nueve años Juanito tuvo un sueño en el que vio una multitud de chiquillos
que se peleaban y blasfemaban. Él trató de hacerlos callar con los puños. En
eso se apareció Jesucristo y le dijo que debía ganarse a los muchachos con la
mansedumbre y la caridad y que su maestra sería la Virgen María. La Madre de
Dios le dijo “a su tiempo lo comprenderás todo”.
Este
sueño “no logró entenderlo inicialmente y que se le fue aclarando a través del
tiempo. Dios mismo se lo fue aclarando de distinta manera. Y toda su vida fue concentrada precisamente en esta tarea”,
destacó el P. Santo Dal Ben.
Don
Bosco tuvo que estudiar y trabajar al mismo tiempo con su deseo de ser
sacerdote. Ingresó al seminario de Chieri y conoció a San José Cafasso, quien
le mostró las prisiones y los barrios bajos donde había jóvenes necesitados.
Fue ordenado sacerdote en 1841.
Inició
el oratorio salesiano, en el que cada domingo se reunía con cientos de
muchachos. Al principio esta obra no tenía lugar fijo hasta que logra
establecerse en el barrio periférico de Valdocco. Después de una enfermedad que
casi le cuesta la vida, promete trabajar hasta el final por Dios en los
jóvenes.
“No
hay ningún momento de la vida de Don Bosco que se pueda decir que la gastó para
otros intereses, sino una vida concentrada en unidad que él logró vivir hasta
el último día de su vida”, resaltó el Inspector de los Salesianos del Perú.
San
Juan Bosco se entregó con todo a consolidar y extender su obra. Brindó
alojamiento a chicos abandonados, ofreció talleres de aprendizaje y, siendo un
sacerdote pobre, construyó una iglesia en honor a San Francisco de Sales.
En
1859 fundó a los Salesianos, tomando como modelo a San Francisco de Sales, y
más adelante funda las Hijas de María Auxiliadora y a los Salesianos
Cooperadores. Además construyó la Basílica de María Auxiliadora de Turín y la
Basílica del Sagrado Corazón en Roma solamente con donaciones.
Partió
a la Casa del Padre un 31 de enero de 1888, día que la Iglesia celebra su
fiesta, después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo
Domingo Savio: “Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.
“Una
alegría que no es chabacanería, sino que es una alegría que se funda en el
hecho de estar en una sintonía profunda con Dios, una sintonía profunda con la
Virgen, con la comunidad cristiana, haciendo con optimismo una vida de entrega
a los demás”, exhortó el P. Dal Ben.
El
próximo 16 de agosto los salesianos celebrarán 200 años del Nacimiento de don
Bosco y en este sentido el P. Dal Ben se dirigió a los jóvenes del mundo diciéndoles
que “Dios se ha comprometido con ustedes, con cada uno, cuando los llamó a la
propia existencia”.
“Ahora
les toca a ustedes de corresponder, de asumir la propia responsabilidad para
que en el encuentro entre la oferta de Dios y la respuesta de cada uno de
ustedes pueda darse ese hermoso sueño de ser felices en el tiempo y en la
eternidad… No están solos, no estás solo, sino que contigo está Dios, contigo
está la Virgen”, animó.
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