Hoy los católicos celebramos a la Virgen de
Lourdes
Virgen de Lourdes
ROMA, 11 Feb. 15 / 12:04 am (ACI).- Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de
Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a Santa Bernardita: “No te
prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo". Aquí el
significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y los milagros que se
dieron con su intercesión.
Era
el 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar
leña seca, cerca de una gruta. Para llegar ahí tenían que pasar por un arroyo.
Bernardita no se atrevía a adentrarse porque el agua estaba muy fría. Se empezó
a sacar los zapatos, cuando de pronto escuchó un ruido fuerte proveniente de la
gruta.
Se
acercó a ver lo que pasaba y ahí en ese lugar sucio y pedregoso se apareció la
Virgen envuelta en una luz resplandeciente, con un traje blanco de un tejido
desconocido, una cinta azul en la cintura, un largo velo blanco y dos rosas
doradas brillantes que le cubrían la parte superior de los pies.
En
sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado. Entonces juntas empezaron a
rezarlo. El domingo 14 de febrero, Bernardita en la gruta reza la primera decena
del Rosario y María se aparece. La niña le tira agua bendita para asegurarse
que no era una obra del enemigo. La Virgen sonríe, se persigna con el Rosario y
lo rezan juntas.
El
jueves 18 la Virgen le pide a Bernardita que regrese por quince días seguidos a
la gruta. Ante la aceptación y promesa de la pequeña, María le promete hacerla
dichosa en el otro mundo. Los rumores de las apariciones se empiezan a
esparcir.
El
19 de febrero, Bernardita va con una vela bendecida y encendida. Es así que
nace la costumbre de ir con velas para encenderlas ante la gruta. El 20 de
febrero la Señora le enseña una oración personal a Bernardita.
El
domingo 21, la niña ve que la Virgen estaba triste, le pregunta lo que le pasa
y Nuestra Señora le contesta: “Rogad por los pecadores”. Para ese entonces las
autoridades amenazaron a Bernardita con llevarla a la cárcel y todos se
burlaban de ella.
El
22 la Virgen no se le apareció, pero la niña no perdía la esperanza de volverla
a ver. El 23, diez mil personas fueron a ver lo que pasaba. La Virgen se le
apareció a Bernardita y le pidió que les diga a los sacerdotes que eleven ahí
un santuario, a donde se debe ir en procesión.
La
niña va y le comenta al sacerdote, quien a cambio pide el nombre de la Señora y
que florezca un rosal silvestre sobre el que se aparecía.
El
24 la pequeña le cuenta todo a la Virgen, quien sólo sonrió. Luego María la
mandó a rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia, penitencia,
penitencia!... ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia
por los pecadores!” Bernardita así lo hizo y pedía a los espectadores que
hicieran lo mismo.
El
25 de febrero la Virgen le ordena beber, lavarse los pies en la fuente y comer
hierba. Bernardita, por indicación de María, escarbó en el fondo de la gruta y
empezó a brotar agua.
El
26 se produce el primer milagro. El pobre obrero Bourriete, que tenía el ojo
izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo con el agua de la fuente. Luego
empezó a gritar de alegría y fue recuperando la vista. El 27 la Virgen permanece
en silencio, Bernardita bebe del agua del manantial y hace los gestos
recurrentes de penitencia.
El
28 Bernardita va a la gruta, pero luego es llevada a casa el juez y amenazada
de ir a cárcel. En la noche, Catalina Latapie moja su brazo dislocado y el
brazo y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un segundo milagro.
El
martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el
pedido de la Virgen.
El
3 de marzo la pequeña le pregunta de nuevo su nombre y la Virgen sonríe. Ese
día, una madre en su desesperación lleva en brazos a su hijo que estaba medio
muerto. Lo metió 15 minutos en el agua fría y al llegar a casa notó mejoría en
la respiración del niño.
Al
día siguiente, el niño estaba lleno de vida y completamente sano. Los médicos
certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.
El
4 de marzo, al finalizar los quince días, la visión permanece silenciosa. El 25
de ese mes la Virgen se apareció a Bernardita, levantó los ojos hacia el cielo,
juntó en signo de oración las manos que tenía abiertas y tendidas hacia el
suelo y le dijo a Bernardita: “Soy la Inmaculada Concepción”.
La
pequeña salió corriendo a decirle al párroco, quien se conmueve ante la
revelación del nombre ya que cuatro años antes se había proclamado el dogma de
la Inmaculada Concepción.
El
7 de abril, Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano sobre la llama de
la vela encendida que había llevado y no se quema. Después de la aparición, su
mano estaba ilesa y fue comprobado por un médico que presenció el hecho.
El
16 de julio se produjo la última aparición. Bernardita sintió la
misteriosa llamada y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba vallada y no
se podía pasar. Se dirige entonces al otro lado, enfrente de la gruta, y vio a
la Madre de Dios. ”Me pareció que estaba delante de la gruta, a la misma
distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen. ¡Jamás la había
visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.
Algunos
consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento
del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y es exaltación a las
virtudes de pobreza y humildad como la que tenía la pequeña Bernardita.
Asimismo
afirman que es un llamado a aceptar la cruz para
ser felices en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la penitencia con una misericordia infinita
por los pecadores y los enfermos.
El
agua de la gruta ha sido analizada por químicos, quienes señalaron que es un
agua virgen, pura, natural, sin propiedad térmica y en la que ninguna bacteria sobrevive.
Para los cristianos esto es símbolo de la Inmaculada Concepción.
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