EL NOVENO DIA
Su espíritu de religión
Sería imposible
expresar con palabras la humildad interior y la reverencia exterior con la que
Francisco de Sales pensaba y hablaba acerca de las cosas de Dios. Él nunca las
trataba como temas de conversación ordinaria y siempre hablaba de ellas con el
mayor respeto y reverencia. Por esto él estaba acostumbrado a decir que el
Santo Nombre de Jesús nunca debe ser pronunciado como si este fuese un hábito,
sino siempre con una reverencia especial; también que nosotros debemos
cuidarnos de decir cosas como: ‘está muy frío,’ o ‘muy caliente’ etc., ya que
con estas expresiones estamos implicando cierta culpabilidad de la Divina
Providencia.
También vale la
pena resaltar que él tenía una reverencia singular por las santas reliquias.
Muchas veces se le vio arrodillado ante ellas con tal piedad y devoción que
aquellos que lo vieron se sintieron profundamente movidos por aquella imagen.
Francisco de Sales
se deleitaba especialmente al escuchar la Palabra de Dios, y pocas veces perdía
la oportunidad de asistir a los sermones. Él decía de sí mismo que el no:
‘tiene nada bueno con respecto a si mismo excepto que voluntariamente escucha
la predicación de la Palabra.’ (Pere de la Riviere.)
Un
Ramillete Espiritual
El objeto especial
y natural de la virtud de la Religión consiste en pagarle a Dios con el honor
que se le debe y tanto como nos sea posible.
Nunca debemos
hablar sin cuidado acerca de Dios y de las cosas que se refieren a Su alabanza;
por el contrario, debemos referirnos a ellas con la más grande reverencia,
estima y amor. (Espíritu de San Francisco de Sales.)
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